Este
es un corto relato de la acción pacífica en la Oficina de la
Organizacion de Estados Americano(OEA), en Honduras, por los pueblos
indígenas Tolupán y Lenca los días 7 y 8 de Agosto de 2015. Esta
experiencia cuelga secuencias del cotidiano, refranes, contradicciones y
ocurrencias. Lo importante de esta confesion es la perseverancia de las
etnias Lenca y Tolupan, que con una realidad desgarrada y un sentido
tragico, les hace recobrar su su integridad, el amor y la ternura como
seres humanos, ante una Organizacion que para nuestro pais es de
simbologia lobrega.
Karla Lara
Cantora feminista, miembra de la Red Nacional de Defensoras de DDHH en Honduras
Salí
de la casa a la carrera, como casi todos los días, queriendo recuperar
en los últimos segundos toda la parsimonia que antecedió al menos las
primeras tres horas de cada mañana. El inicio de la jornada en la calle
estaba claro... el banco!!, solo pasaría dejando a un compa a una
reunión de algo que ya me habían comentado se pensaba hacer, pero en la
conversación que llevábamos en la ruta a dejarle le comenté que quería
participar o presenciar la forma en que se tomaba la decisión y se
construía la acción. Es que últimamente he sido crítica sobre si las
organizaciones repetimos las mismas prácticas de quienes adversamos y se
cae en el error de no escuchar, de no valorar esas “pequeñas tareas”
que hacen que las cosas pasen y vamos creando élites del pensamiento,
liderazgos que no conversan porque están muy ocupados haciendo...
En
fin, debe haber sido una mezcla de intensiones, percepciones y
sentimientos que me andan la vida como cuando te chima el zapato y
seguis caminando, así que entré a la reunión y terminé, como en otros
momentos, junto a mi cómplice de otras hermosas aventuras, Sandra
Marybel Sánchez compartiendo la determinación que caracteriza al
compañero Arnold, a la paciencia de Justo y a la sabiduría de los
pueblos indígenas, junto a cuatro ex huelguistas de hambre de la Tribu
Tolupán del MADJ: Alejandra Cabrera, José María Pineda, Juan Matute y
Ramón Matute y dos miembros del pueblo Lenca del COPINH: Francisco
Sánchez y Gaspar Sánchez; ingresando a la OEA en Honduras, anunciando
que nos quedábamos en ese recinto hasta que el Secretario General Luis
Almagro, que andaba de visita en un acto más penoso que glorioso,
instalando un “diálogo” entre armas y muertes y muchos ladrones y
depredadores del bien común del Estado; nos atendiera y diera respuesta a
las exigencias que contenía nuestra Carta.
Era
mediodía en punto con ese sol tenaz de Tegucigalpa que rebota del
cemento a tu cara, llegamos en grupo y tocamos el timbre, se alertaron
los guardias de las otras oficinas y se asomó la Recepcionista de la
Representación en Honduras de la OEA, dijo que estaba sola, que había
algarabía por la llegada del Secretario General, que unas andaban en la
sala de belleza y otras comprando vino, algo para picar y un nuevo par
de zapatos dignos de la ocasión en la que seguramente tomarían muchas
fotos. Entendimos... y le dijimos que no se preocupara, si curtidos
estamos de esperar. Minutitos después llegó el carrazo, descendió una
Señora de piernas largas a quien se le notaba no solo la finura y los
zapatos recién comprados sino el peinado del mentado salón de belleza,
en fin, una digna Representante de una organización tan importante que
hace la paz y la justicia entre cocktailes y diplomacia.
Salió
a la puerta y con esos buenos modales que se aprenden en las escuelas
americanas y se perfeccionan en los organismos internacionales donde
terminan siendo empleadas, dijo tener solo diez minutos, pasamos a una
sala de sillones blancos y amplios, a la carrerita intentaron contarle
la vida que entre penas y mucha dignidad libran los pueblos indigenas,
de las medidas cautelares otorgadas y no cumplidas, ella se levantaba,
iba de su oficina a la sala buscando tarjetas de presentación,
preguntando a su secretaria el teléfono de Sagrario Prudott de la
Secretaria de Seguridad y por suerte estaba de nuevo sentada cuando José
María Tolupán sabiamente le dijo: “No nos iremos de este oficina, acá
esperaremos la respuesta a la carta que le hemos entregado”.
Al
mismo tiempo del anuncio se descompuso su cara y rápidamente dijo “No
pueden hacerme esto, han abusado de mi confianza al dejarles pasar”,
todas y todos cruzábamos miradas no solo para reafirmar la decisión de
quedarnos sino con el asombro que nos provocaba su reacción, aguaditos
los ojos pero sin que se corriera el maquillaje porque seguro los que
ella usa son antilágrimas, imploraba que no le hiciéramos eso, entre el
reclamo de lo que ella consideraba un abuso imploraba por sentirse
vulnerada “perderé mi trabajo, ese Jefe es nuevo y ni lo conozco”.
Francisco de Río Blanco que estaba mas hundido que sentado en aquel
sillonsote la miraba con el gesto incrédulo de quien ha logrado invertir
los papeles y ella acurrucada proseguía “Ayúdeme por favor, ayúdeme, me
van a despedir”.
Entró
el conductor, la recepcionista, la secretaria y el infaltable personaje
del orden: el policía... A esta altura ella imploraba ayuda incluso a
los que debe considerar sus súbditos y el personaje armado en mención, a
manera de colaboración, porque para eso están, dijo “Si quiere voy a
llamar a los otros para que nos ayuden a sacarlos”. Creo que tal
ofrecimiento la hizo reaccionar, sacarnos les haría ver muy mal y no
solo a ella sino a la organización para la que labora, y ellos lo tienen
bien claro, todo lo que hagan puede estar pero no verse mal, para eso
los recursos del discurso, de manipular las palabras, sobre todo las más
abusadas como “democracia”, “participativo e incluyente” “respeto” y
“diálogo”, esas son unas de sus más grandes habilidades.
Volvió
de su Oficina y ya no estaba llorona sino enojada y nos dijo enérgica
“Se van a quedar acá pero allá atrás, síganme” y como el patio de las
casas son parte del área de construcción de las casas, pues allí fuimos
conducidos, seguíamos estando en la Oficina de la Representación en
Honduras de la OEA, solo que en el patio, y no solo nos sacó a la pila
entre los trapeadores y el limitado acceso al baño del cuartito de
atrás, sino que tiró la puerta y le puso llave, tal cual, “las niñas
bien” que hacen berrinche cuando las cosas no les salen.
Un
tiempo después apareció la Representante, saquen cuenta que ya eran al
menos las 2 y media la tarde y el hambre ya dejaba sentirse, entonces
ofreció “un sandwich esta bien?” y de nuevo nuestro digno ex huelguista
de hambre, Chema Pineda, atemperada ya su barriga de no comer después de
33 días de huelga apenas 7 días después, pero por encima de eso, con su
ejemplificante dignidad le respondió por tod@s “no se preocupe, estamos
bien”... Esos actos genuinos siguen siendo hasta hoy parte de nuestras
anécdotas y bromas que alegran los recuerdos de un episodio muy cargado
de racismo y clasismo, en una discriminación penosa de parte de una
organismo internacional que invoca esos anti preceptos como valores.
La
tarde nos sorprendió con muchos gestos de solidaridad de parte de
personas y organizaciones que llevaban café, agua, pan dulce, comidita y
entre llamadas para preguntar cómo estábamos, de parte de la prensa,
de organizaciones de derechos humanos, de familiares, nos llegó la
noche, los únicos que no se comunicaban eran quienes esperábamos para
que nos recibieran y no fue sino hasta casi las10 de la noche que
dijeron que el Señor Almagro recibiría a dos en el Hotel en el que se
hospedaba. Dijimos que no.
Al
día siguiente, luego de negociar con un atorrante Asesor que llegó a
regañar, a querer mandar y a asegurar que las mujeres somos “molestas”,
quedamos así: la reunión sería en el lugar y tiempo que nosotras
propusimos y por el que ya habíamos llegado a ocupar pacíficamente esa
casa. Por una hora a las 6 de la tarde y de regreso al interior de la
casa, en la oficina de reuniones de la Representación en Honduras de la
OEA.
El
gesto del Señor Almagro era afable, de buen escucha, ya antes había
pasado a saludar al patio y se había sonreído en un gesto corporal que
reconocía respeto por quienes le esperábamos y así fue su actitud en la
reunión en la que nuestras exigencias puntuales fueron: que de manera
pública y por escrito expresara haber sido enterado de la situación de
violación a los derechos de los pueblos indígenas Tolupán y Lenca,
expresando su preocupación ante tal situación; y por otra parte que
mediara entre las y los actores de estas luchas de resistencia y los
organismos del Estado responsables de hacer cumplir las medidas
cautelares en el caso de los Tolupanes y de las que se gestionarán para
el pueblo Lenca de Río Blanco.
Los
acuerdos de la reunión fueron de manera escueta y los que este cuento,
que ha sido cuidadoso de no revelar secretos, me permite; compromisos
que salieron del Señor Almagro con un gesto evidente de estar tocado
sobre todo porque frente a él estaba la palabra y la figura firme de
Alejandra Cabrera quien le había relatado la forma personal en la que a
ella le ha afectado la política de sicariato de parte de quienes
pretenden apropiarse de sus tierras y bienes comunes y la complicidad de
las Autoridades que garantizan impunidad y la prolongación de la
amenaza para quienes siguen luchando, y es la ausencia física de su
madre María Enriqueta Matute que junto a dos compañeros más fue
asesinada hace dos años ahora el 25 de Agosto, fecha en la que la CIDH
llega al Pueblo Tolupán y junto al MADJ y CEJIL propietarias de sus
medidas cautelares les visitarán en sus territorios.
El
Señor Almagro haría en el transcurso de este semana, una carta al
Presidente Juan Orlando Hernández en la que expresaría su preocupación
por el incumplimiento a las medidas cautelares otorgadas por la CIDH a
38 personas del pueblo Tolupán, de los cuales 4 ya han sido asesinados,
también se manifestaría sobre la violación al Convenio 169 respecto a la
consulta previa e informada que sobre los proyectos extractivistas en
sus territorios y en especial a la intensión de DESA de construir el
Proyecto Agua Zarca en el Río Gualcarque, dos kilómetros arriba de su
primer intento, y se comprometió a manifestar su condena a las
condiciones de impunidad que se viven tanto en Locomapa como en Río
Blanco y ofreció ser un puente y establecer un mecanismo de comunicación
constante que vigile los avances en todos los pendientes como el
respeto a los títulos ancestrales que corresponde agilizar al Instituto
Nacional Agrario, la aplicación de las medidas cautelares que
corresponden a la Secretaría de Seguridad.
El
Señor Almagro también se comprometió a decir a los medios verbalmente
haber estado reunido y haber quedado preocupado y hasta ahora eso lo
cumplió, así esperamos que sea con el trabajo que sigue, porque como él
dijo, son procesos y a mi me quedó la impresión que tiene voluntad
política de ser ese puente.
Nada
va a conquistarse sin seguir luchando, sin seguir desafiando, nos
sentamos con él bajo las condiciones que exigimos por la presión que
significó nuestra persistencia de permanecer en su Sede hasta ser
atendidos. Lo que quiero decir es que no fue un gesto sino una
conquista, una que nos debe dejar buen sabor de boca porque dejó ver
muchas cosas que siempre quedan ocultas bajo sus diplomacias, porque
para quienes participamos en la acción tuvimos una escuela política
intensa de cómo negociar, de cómo argumentar, de cómo y qué demandar, de
cómo ser creativas y audaces, de reafirmar que la solidaridad militante
de la gente y de las organizaciones hace que las necesidades logísticas
puedan resolverse, porque la convivencia durante esa noche durmiendo
sentadas en sillas o tiradas en el suelo, contando chistes, leyendo
colectivamente, compartiendo los ronquidos, los suspiros, las palabras,
la música, la alegría, sobre todo la alegría de quienes saben que
organizadamente vamos avanzando, hizo de la jornada y la espera, una
verdadera fiesta popular.
Salimos
de la OEA la noche del sábado cuando no hay espacios noticiosos que nos
permitieran difundir lo sucedido y conquistado, lo que si pude hacer al
día siguiente porque los “privilegios” del hombre blanco en el pueblón,
en el que reside la capital política de esta profunda tierra...fue ir
al banco.