martes, 18 de agosto de 2015

YO IBA PARA EL BANCO... TERMINAMOS EN LA OEA


Este es un  corto relato de la acción pacífica en la Oficina de la Organizacion de Estados Americano(OEA), en Honduras,  por los pueblos indígenas Tolupán y Lenca los días 7 y 8 de Agosto de 2015. Esta experiencia cuelga secuencias del cotidiano, refranes, contradicciones y ocurrencias. Lo importante de esta confesion es la perseverancia de las etnias Lenca y Tolupan, que con una realidad desgarrada y un sentido tragico, les hace recobrar su su integridad, el amor y la ternura como seres humanos, ante una Organizacion que para nuestro pais es de simbologia lobrega. 

Karla Lara
Cantora feminista, miembra de la Red Nacional de Defensoras de DDHH en Honduras

Salí de la casa a la carrera, como casi todos los días, queriendo recuperar en los últimos segundos toda la parsimonia que antecedió al menos las primeras tres horas de cada mañana. El inicio de la jornada en la calle estaba claro... el banco!!, solo pasaría dejando a un compa a una reunión de algo que ya me habían comentado se pensaba hacer, pero en la conversación que llevábamos en la ruta a dejarle le comenté que quería participar o presenciar la forma en que se tomaba la decisión y se construía la acción. Es que últimamente he sido crítica sobre si las organizaciones repetimos las mismas prácticas de quienes adversamos y se cae en el error de no escuchar, de no valorar esas “pequeñas tareas” que hacen que las cosas pasen y vamos creando élites del pensamiento, liderazgos que no conversan porque están muy ocupados haciendo... 

En fin, debe haber sido una mezcla de intensiones, percepciones y sentimientos que me andan la vida como cuando te chima el zapato y seguis caminando, así que entré a la reunión y terminé, como en otros momentos, junto a mi cómplice de otras hermosas aventuras, Sandra Marybel Sánchez compartiendo la determinación que caracteriza al compañero Arnold, a la paciencia de Justo y a la sabiduría de los pueblos indígenas, junto a cuatro ex huelguistas de hambre de la Tribu Tolupán del MADJ: Alejandra Cabrera, José María Pineda, Juan Matute y Ramón Matute y dos miembros del pueblo Lenca del COPINH: Francisco Sánchez y Gaspar Sánchez; ingresando a la OEA en Honduras, anunciando que nos quedábamos en ese recinto hasta que el Secretario General Luis Almagro, que andaba de visita en un acto más penoso que glorioso, instalando un “diálogo” entre armas y muertes y muchos ladrones y depredadores del bien común del Estado; nos atendiera y diera respuesta a las exigencias que contenía nuestra Carta.

Era mediodía en punto con ese sol tenaz de Tegucigalpa que rebota del cemento a tu cara, llegamos en grupo y tocamos el timbre, se alertaron los guardias de las otras oficinas y se asomó la Recepcionista de la Representación en Honduras de la OEA, dijo que estaba sola, que había algarabía por la llegada del Secretario General, que unas andaban en la sala de belleza y otras comprando vino, algo para picar y un nuevo par de zapatos dignos de la ocasión en la que seguramente tomarían  muchas fotos. Entendimos... y le dijimos que no se preocupara, si curtidos estamos de esperar. Minutitos después llegó el carrazo, descendió una Señora de piernas largas a quien se le notaba no solo la finura y los zapatos recién comprados sino el peinado del mentado salón de belleza, en fin, una digna Representante de una organización tan importante que hace la paz y la justicia entre cocktailes y diplomacia.

Salió a la puerta y con esos buenos modales que se aprenden en las escuelas americanas y se perfeccionan en los organismos internacionales donde terminan siendo empleadas, dijo tener solo  diez minutos, pasamos a una sala de sillones blancos y amplios, a la carrerita intentaron contarle la vida que entre penas y mucha dignidad libran los pueblos indigenas, de las medidas cautelares otorgadas y no cumplidas, ella se levantaba, iba de su oficina a la sala buscando tarjetas de presentación, preguntando a su secretaria el teléfono de Sagrario Prudott de la Secretaria de Seguridad y por suerte estaba de nuevo sentada cuando José María Tolupán sabiamente le dijo: “No nos iremos de este oficina, acá esperaremos la respuesta a la carta que le hemos entregado”. 

Al mismo tiempo del anuncio se descompuso su cara y rápidamente dijo “No pueden hacerme esto, han abusado de mi confianza al dejarles pasar”, todas y todos cruzábamos miradas no solo para reafirmar la decisión de quedarnos sino con el asombro que nos provocaba su reacción, aguaditos los ojos pero sin que se corriera el maquillaje porque seguro los que ella usa son antilágrimas, imploraba que no le hiciéramos eso, entre el reclamo de lo que ella consideraba un abuso imploraba por sentirse vulnerada “perderé mi trabajo, ese Jefe es nuevo y ni lo conozco”. Francisco de Río Blanco que estaba mas hundido que sentado en aquel sillonsote la miraba con el gesto incrédulo de quien ha logrado invertir los papeles y ella acurrucada proseguía “Ayúdeme por favor, ayúdeme, me van a despedir”. 

Entró el conductor, la recepcionista, la secretaria y el infaltable personaje del orden: el policía... A esta altura ella imploraba ayuda incluso a los que debe considerar sus súbditos y el personaje armado en mención, a manera de colaboración, porque para eso están, dijo “Si quiere voy a llamar a los otros para que nos ayuden a sacarlos”. Creo que tal ofrecimiento la hizo reaccionar, sacarnos les   haría ver muy mal y no solo a ella sino a la organización para la que labora, y ellos lo tienen bien claro, todo lo que hagan puede estar pero no verse mal, para eso los recursos del discurso, de manipular las palabras, sobre todo las más abusadas como “democracia”, “participativo e incluyente”  “respeto” y “diálogo”, esas son unas de  sus más grandes habilidades.

Volvió de su Oficina y ya no estaba llorona sino enojada y nos dijo enérgica “Se van a quedar acá pero allá atrás, síganme” y como el patio de las casas son parte del área de construcción de las casas, pues allí fuimos conducidos, seguíamos estando en la Oficina de la Representación en Honduras de la OEA, solo que en el patio, y no solo nos sacó a la pila entre los trapeadores y el limitado acceso al baño del cuartito de atrás, sino que tiró la puerta y le puso llave, tal cual, “las niñas bien” que hacen berrinche cuando las cosas no les salen.

Un tiempo después apareció la Representante, saquen cuenta que ya eran al menos las 2 y media la tarde y el hambre ya dejaba sentirse, entonces ofreció “un sandwich esta bien?” y de nuevo nuestro digno ex huelguista de hambre, Chema Pineda, atemperada ya su barriga de no comer después de 33 días de huelga apenas 7 días después, pero por encima de eso, con su ejemplificante dignidad le respondió por tod@s “no se preocupe, estamos bien”... Esos actos genuinos siguen siendo hasta hoy parte de nuestras anécdotas y bromas que alegran los recuerdos de un episodio muy cargado de racismo y clasismo, en una discriminación penosa de parte de una organismo internacional que invoca esos anti preceptos como valores.

La tarde nos sorprendió con muchos gestos de solidaridad de parte de personas y organizaciones que llevaban café, agua, pan dulce, comidita y entre llamadas para preguntar cómo estábamos, de   parte de la prensa, de organizaciones de derechos humanos, de familiares, nos llegó la noche, los únicos que no se comunicaban eran quienes esperábamos para que nos recibieran y no fue sino hasta casi las10 de la noche que dijeron que el Señor Almagro recibiría a dos en el Hotel en el que se hospedaba. Dijimos que no.

Al día siguiente, luego de negociar con un atorrante Asesor que llegó a regañar, a querer mandar y a asegurar que las mujeres somos “molestas”, quedamos así: la reunión sería en el lugar y tiempo que nosotras propusimos y por el que ya habíamos llegado a ocupar pacíficamente esa casa. Por una hora a las 6 de la tarde y de regreso al interior de la casa, en la oficina de reuniones de la Representación en Honduras de la OEA.

El gesto del Señor Almagro era afable, de buen escucha, ya antes había pasado a saludar al patio y se había sonreído en un gesto corporal que reconocía respeto por quienes le esperábamos y así fue su actitud en la reunión en la que nuestras exigencias puntuales fueron: que de manera pública y por escrito expresara haber sido enterado de la situación de violación a los derechos de los pueblos indígenas Tolupán y Lenca, expresando su preocupación ante tal situación; y por otra parte que mediara entre las y los actores de estas luchas de resistencia y los organismos del Estado responsables de hacer cumplir las medidas cautelares en el caso de los Tolupanes y de las que se gestionarán para el pueblo Lenca de Río Blanco.

Los acuerdos de la reunión fueron de manera escueta y los que este cuento, que ha sido cuidadoso de no revelar secretos, me permite; compromisos que salieron del Señor Almagro con un gesto evidente de estar tocado sobre todo porque frente a él estaba la palabra y la figura firme de Alejandra Cabrera quien le había relatado la forma personal en la que a ella le ha afectado la política de sicariato de parte de quienes pretenden apropiarse de sus tierras y bienes comunes y la complicidad de las Autoridades que garantizan impunidad y la prolongación de la amenaza para quienes siguen luchando, y es la ausencia física de su madre María Enriqueta Matute que junto a dos compañeros más fue asesinada hace dos años ahora el 25 de Agosto, fecha en la que la CIDH llega al Pueblo Tolupán y junto al MADJ y CEJIL propietarias de sus medidas cautelares les visitarán en sus territorios. 

El Señor Almagro haría en el transcurso de este semana, una carta al Presidente Juan Orlando Hernández en la que expresaría su preocupación por el incumplimiento a las medidas cautelares otorgadas por la CIDH a 38 personas del pueblo Tolupán, de los cuales 4 ya han sido asesinados, también se manifestaría sobre la violación al Convenio 169 respecto a la consulta previa e informada que sobre los proyectos extractivistas en sus territorios y en especial a la intensión de DESA de construir el Proyecto Agua Zarca en el Río Gualcarque, dos kilómetros arriba de su primer intento, y se comprometió a manifestar su condena a las condiciones de impunidad que se viven tanto en Locomapa como en Río Blanco y ofreció ser un puente y establecer un mecanismo de comunicación constante que vigile los avances en todos los pendientes como el respeto a los títulos ancestrales que corresponde agilizar al Instituto Nacional Agrario, la aplicación de las medidas cautelares que corresponden a la Secretaría de Seguridad.

El Señor Almagro también se comprometió a decir a los medios verbalmente haber estado reunido y haber quedado preocupado y hasta ahora eso lo cumplió, así esperamos que sea con el trabajo que sigue, porque como él dijo, son procesos y a mi me quedó la impresión que tiene voluntad política de ser ese puente.

Nada va a conquistarse sin seguir luchando, sin seguir desafiando, nos sentamos con él bajo las condiciones que exigimos por la presión que significó nuestra persistencia de permanecer en su Sede hasta ser atendidos. Lo que quiero decir es que no fue un gesto sino una conquista, una que nos debe dejar buen sabor de boca porque dejó ver muchas cosas que siempre quedan ocultas bajo sus diplomacias, porque para quienes participamos en la acción tuvimos una escuela política intensa de cómo negociar, de cómo argumentar, de cómo y qué demandar, de cómo ser creativas y audaces, de reafirmar que la solidaridad militante de la gente y de las organizaciones hace que las necesidades logísticas puedan resolverse, porque la convivencia durante esa noche durmiendo sentadas en sillas o tiradas en el suelo, contando chistes, leyendo colectivamente, compartiendo los ronquidos, los suspiros, las palabras, la música, la alegría, sobre todo la alegría de quienes saben que organizadamente vamos avanzando, hizo de la jornada y la espera, una verdadera fiesta popular.

Salimos de la OEA la noche del sábado cuando no hay espacios noticiosos que nos permitieran difundir lo sucedido y conquistado, lo que si pude hacer al día siguiente porque los “privilegios” del hombre blanco en el pueblón,  en el que reside la capital política de esta profunda tierra...fue ir al banco.