jueves, 26 de marzo de 2015

Crecieron... ¿tenemos preparada nuestra ballesta?

Como David y Goliat, en fuerzas desiguales, de un lado cuerpos ágiles, sus gritos, sus brincos, una honda con la certera puntería del pequeño, astucia, determinación, envidiable actitud de guerreros y guerreras decididos a que cambien las cosas, a que se les consulte antes de aprobar un horario que les afecte, a que se les responda con el mobiliario digno que se merecen, a que les asignen docentes en las materias que en todo el año no han recibido, a defender la educación como el bien común que es.

Al otro lado fusiles, pistolas, toletes, bombas lacrimógenas, fuerza descomunal, incluso sobrepasando la irónica medida que la maltrecha institucionalidad de las Naciones Unidas califica, como “proporcional” para disolver la protesta, de ese lado una fuerza que asume que puede detener a menores de edad so pretexto de establecer el orden, la maldita fuerza desmedida del gigante que tiene a su servicio medios, iglesia, armas, gobierno, Ministros y Rectora que no solo callan sino que pareciera que celebran que les ataquen, les persigan y les maten.

La fuerza bruta le tiene miedo al desenfado de la juventud, es cierto que “les tienen miedo porque no tienen miedo” y les ven reir, les ven jugar, les ven amar, y como las fieras que son, atacan frente a su jolgorio de protesta. Tan acostumbrados nos tienen a temer, que ya no sabemos las adultas y adultos, cómo seguirles, cómo seguir a la altura de su determinación de conquistar su derecho, de defender su territorio “educación” que en la capital ya solo lo mirábamos al admirarlo en otros ejemplos, como al pueblo Lenca que a esta altura ha logrado que no represen su río Gualcarque, al pueblo Tolupán que ha logrado parar la tala de sus bosques que son suyos, como nunca nada ha sido suyo, del pueblo Garífuna que refunda la vida en Vallecito preservando su cultura y cuida lo suyo, porque le fue dado por la Madre Tierra, para eso, para defenderlo y cuidarlo.

La misma determinación nos muestran ahora las niñas, muchachas, niños, muchachos en sus colegios defendiendo el bien común educación que es derecho para defenderlo y cuidarlo.

Que su determinación nos interpele, al pueblo organizado y no organizado, porque es como la historia que se hizo canción “Guillermo Tell tu hijo creció, quiere tirar la flecha, le toca a él probar su valor usando tu ballesta”. Que nuestra ballesta siga estando con ellas y ellos, que el sentido protector de madres y padres, de hermanas y hermanos, nos haga reaccionar frente a la barbarie que asoma una pequeña Ayotzinapa.

Que se deduzcan responsabilidades a quienes disparan, a quienes piensan el terror y lo mandan a ejecutar, al Ministro Escoto que baje de su pedestal de prepotencia e ignorancia, que escuche y atienda como el empleado público que es, que recuerde que el asesinato es delito y las responsabilidades pasan por la omisión o por la irresponsable acción de enviar fuerzas policiales y militares para dispersar la protesta usando bala viva, por autorizar gasearles, por autorizar apresarles y levantar perfiles, por militarizar los Institutos, y que recuerde que se debe a las y los estudiantes que van a persistir en la defensa de sus derechos, porque nos lo han venido demostrando, la “determinación” es una de sus virtudes y en eso el resto del movimiento social y popular tendremos que buscar la forma de acuerpar tanta osadía y volver al canto plural que nos convoque, “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo” y... nuestra ballesta estará lista ahora que tiran su flecha?, que no sea una pregunta, sino afirmación.

“Que vivan los estudiantes, jardín de las alegrías. Son aves que no se asustan de animal ni policía, y no le asustan las balas ni el ladrar de la jauría”.
-Violeta Parra.-

Escrito de Karla Lara
Defensora de Derechos Humanos