El 14 de
Mayo de hace 6 años volvimos a nuestras casas, los que más se habían
ausentado tenían 38 días, Lorena y yo 20 días, Daysi 19, Waldina quizás
22 o 25, Victor y Jari los 38 enteritos, unos más, otras menos, pero ese
día ya nadie durmió en los bajos del Congreso Nacional y ese día que
suspendimos la huelga de hambre “De Fiscales” como se denominó, nació el
Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia.
Hoy que el
calendario vuelve a marcar un día 14 del quinto mes, las compas y los
compas que han sostenido y hecho crecer a ese Movimiento Amplio, lo
celebran, salen a la calle que es el lugar de la protesta como es el
lugar donde se comparten los sueños, los entrañables cariños de quienes
nos vamos conociendo y fortaleciendo lazos, precisamente desde los
sueños traducidos en luchas.
Han pasado seis años y el país que nos
duele nos vuelve a convocar, seis años atrás me dolía la ausencia del
cotidiano y la añoranza de la casa, de los hábitos, del calor del hogar y
el día 14 volvimos a reafirmar el cariño que se le toma al colchón de
la casita, a las tertulias entre hermanas, la mamá que, en este caso,
hasta te miraba como su “heroína” de las luchas que ellas mismas no
concretaron; pero ahora que casi se termina el día 14 y yo quiero
terminar estas palabras, me duele el cuerpo fuera de forma, las
pantorrillas tienen una especie de amenaza de calambre, un dedo comienza
a quererse chimar, y estoy sentada queriendo encontrar las palabras que
definan que vuelvo a sorprender de mi misma y de quienes siguen siendo
mis compañeras y compañeros de sueños, porque volvemos a hacer locuras,
volvemos a creer que encontrarnos sanará al país que nos duele, y así
como hace seis años decidimos voluntariamente renunciar a lo que en la
mayoría del pueblo es un derecho negado, alimentarnos, ahora caminamos
kilómetros y kilómetros sobre una carretera que entre pavimento y ruidos
de camiones y carros que alborozados nos pitan, dejando en evidencia un
acto que no alcanza al heroísmo, pero que si se reviste de un
simbolismo que solo las soñadoras y los soñadores abrazaremos siempre.
Y a mi que me duele el cuerpo a esta hora y mañana vuelvo a salir a
caminar el segundo tramo, me repito, solo para agarrar fuerzas, un día
una mujer negra se subió al bus a la parte donde solo los blancos podían
y además se sentó serena frente a su desafío, en otra parte del mundo
un hombre pacifista también ofrendó su abstinencia de comer como un voto
a la paz y la unidad de su pueblo, un día una mujer se puso pantalones y
la vieron mal y le dijeron cosas, y entonces me sonrío y recuerdo a
María Santos, indígena lenca decirme que el río Gualcarque no sería
represado mientras ellas y ellos lucharan, y puedo volver a ver el
rostro de un hermano tolupán decirme, carro con madera que salga, carro
que detendremos, aunque eso nos cueste la vida, y pienso en San
Francisco de Opalaca y su persistencia porque no usurpen su Alcaldía y
además respeten su Consejo de Ancianos, y me doy cuenta que nosotras
tenemos nuestros propios desafíos y nuestras grandes glorias y que hemos
sido parte, desde el ayuno, desde la persistencia de un paso a paso de
la construcción de otro poder, otro que es posible cuando los
Movimientos Amplios se hacen crecer y llegan a cumplir seis años, unos
más, otros menos, y forman parte de Plataformas que van entendiendo que
ellas aportan, pero que otras fuerzas, desde otras perspectivas,
también lo hacen y podemos caminar sin descalificarnos, sin volver a
hacer el recuento a lo no apostado, sino con la certeza que si hay y
habrán momentos para ayunar, caminar, hacer huelgas, gritar, deconstruir
tanto como construir para esta Matria despatriarcalizada y
descolonizada que no solo merecerá sino que exige y exigirá de estas y
muchas otras renuncias.
Quiero abrazar con estas letras a Victor
Ferández, a Berta Càceres, a Miriam Miranda, al Padre Melo, a Lorena
Zelaya, Daysi Flores, Waldina Mejía, al Profesor Adalid, a Tirza Flores,
Gilda Rivera, a Jari Dixon, a Carlitos (Café Guancasco en esos tiempos)
, a mucha gente que pecaría de no nombrarles pero que allí estuvieron y
entonces pienso en todo el ruido y animosidad que provocó y nos hizo
tomar decisiones con su convición Sandra Marybel Sánchez, recuerdo a
Marianita, a las brujas feministas con sus conjuros a la temerosa
presencia de las iglesias evangélicas, a la gente que nos visitaba, al 1
de mayo más hermoso que yo haya presenciado con hambre, cuando la
tribuna fue la presencia de huelguistas en los bajos del Congreso, a
Claudia Hermandofer, a Guido Eguigure, a Luis Alonso, a tanta pero tanta
gente que nos abrazó con su presencia, sus tés naturales, sus mieles,
sus sueros, sus miradas, a los músicos que nos cantaban, a Denis Berríos
pintando con su niño y un rótulo que decía algo sobre la huelga en su
espalda, a Hermes Reyes y sus actos de mimo, a los cantos de Pavelito y
Pavelón, a Katia Lara con su cámara, a Tatiana Lara que me cuidó a mis
hij@s, a Marlon que en esa complicidad construida y añorada me llevaba
un cigarrito a escondidas, a Mauricio que me enviaba mensajes para que
no muriera de hambre, a Marcela, Mauro y Sergio que entendieron con este
acto que eso de no vivir sólo para una misma es algo que se puede
traducir en hechos colectivos, y a Oscar Mauricio, que como hoy, me
extraña, porque la mami es como alguien que ya no se pertenece ni a ella
misma sino a una apuesta colectiva con tantos rostros como sueños, como
sueños y más sueños, los que hoy nos regalan las palabras, las
canciones y esta forma privilegiada desde el gozo de ser parte de….
Parte de ustedes!!
Que viva el Movimiento Amplio por la Dignidad y
la Justicia y que vivamos quienes nunca podremos dejar de soñar y
desafiar con nuestros sueños!!
Karla Lara/ 14 de mayo de 2014