En el marco del 29 de noviembre, Día Internacional de las Defensoras de derechos humanos y de quienes trabajan por los Derechos Humanos de las Mujeres,
desde la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos
Humanos (IM-Defensoras), que integra a más de 750 defensoras de El
salvador, Guatemala, Honduras México y Nicaragua, reconocemos la
importante labor que realizan las defensoras de derechos humanos de
Mesoamérica por la paz, la justicia y la igualdad, y externamos nuestra
preocupación por los crecientes riesgos que enfrentan a causa de la
violencia en nuestra región.
Las
políticas extractivas y otras medidas neoliberales, el cierre de
espacios democráticos, el aumento de la militarización y la creciente
intromisión de poderes fácticos en las instituciones del Estado
(corporaciones trasnacionales, grupos de crimen organizado y jerarquías
religiosas), han generado una crisis de violencia y violaciones a los
derechos humanos sin precedentes en la región y que se agrava por del
avance de los fundamentalismos en todo el mundo. En este contexto, la
violencia contra las mujeres sigue siendo utilizada como mecanismo de
control social, desmovilización y miedo; y hoy en día numerosas mujeres
defensoras son agredidas y asesinadas por su trabajo a favor de los
derechos humanos y por salirse del rol tradicionalmente asignado a las
mujeres.
Según
el informe de la IM-Defensoras, entre 2012 y 2014 hubo un total de
1,688 agresiones a mujeres defensoras de derechos humanos en El
Salvador, Guatemala, Honduras y México y se registró un aumento en las
agresiones del 45,7%. Asimismo,
entre 2012 y 2016, registramos 32 asesinatos de defensoras de derechos
humanos, los cuales en su mayoría permanecen en la impunidad
En
los ataques cometidos contra las mujeres defensoras de derechos humanos
y las organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres es
común encontrar expresiones de discriminación y violencia de género
tales como campañas de difamación basadas en estereotipos de género,
agresiones sexuales o amenazas de violación, ataques a las familias de
las defensoras e incluso casos de feminicidio/femicidio. Si bien los
principales agresores son autoridades e instituciones del Estado, las
defensoras de derechos humanos también son agredidas por actores
privados, incluidas empresas privadas, medios de comunicación, grupos
religiosos y grupos de crimen organizado. Además, pueden enfrentar
violencia de género también por parte de su entorno cercano y familiar
e, incluso, dentro de sus propias organizaciones y movimientos. La
violencia contra las defensoras también se expresa en el menor apoyo y
acceso a recursos que tienen las mujeres y sus organizaciones para
defender sus derechos.
La
violencia contra las defensoras de derechos humanos que trabajan en
contextos rurales o comunitarios, las defensoras del territorio y los
bienes naturales, las que denuncian la violencia de género y las que
defienden los derechos sexuales y reproductivos nos preocupan
especialmente. Todas ellas enfrentan un modelo económico, político y
cultural que impone los intereses de unos cuantos sobre los derechos de
la mayoría a través de la violencia y la discriminación.
El
impacto de esta situación en la vida de las defensoras y sus causas ha
sido reconocido por el Grupo de Trabajo sobre la discriminación contra
las mujeres en la ley y en la práctica, el Relator sobre defensores y
defensoras y otros procedimientos especiales de la ONU:
“Las
mujeres defensoras de los derechos humanos se enfrentan a desafíos
únicos, impulsados por una profunda discriminación contra las mujeres y
estereotipos sobre su supuesto papel apropiado en la sociedad… Los
impactos de la discriminación contra la mujer en la vida y la
participación pública de las defensoras también son múltiples: aumentan
los riesgos que enfrentan en el desempeño de su trabajo; afectan su
salud, su vida, sus relaciones familiares y comunitarias; disminuyen su
capacidad de aporte, afectándose así las organizaciones en las que
participan y las causas por las que luchan”
Para
avanzar en la construcción de un entorno seguro para el trabajo de las
defensoras de derechos humanos, el 18 de diciembre de 2013 la Asamblea
General de Naciones Unidas adoptó la Resolución “Promoción de la Declaración sobre el Derecho y el Deber de los Individuos,
los Grupos y las Instituciones de Promover y Proteger los Derechos
Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos: protección de las defensoras de los derechos humanos y los defensores de los derechos de la mujer de la Asamblea General de la ONU” (Resolución de defensoras).
Fundamentada en la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer
(CEDAW), la Resolución de Defensoras advierte a los Estados su
obligación de proteger y crear un entorno seguro y libre de
discriminación para las mujeres que participan activamente en la defensa
y promoción de derechos humanos. En concordancia con esta Resolución y
los llamados a favor de las defensoras que insistentemente hemos
realizado desde la IM-Defensoras, este día exigimos:
A los Estados:-
Cambiar de manera urgente el modelo económico y político, sustentado en la discriminación y la violencia contra las mujeres y que está en la base de las violaciones a los derechos humanos y los ataques contra las mujeres defensoras.
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Asegurar el pleno cumplimiento de las directrices de Empresas y Derechos Humanos y el Convenio 169 de la OIT y poner especial énfasis en la protección de las defensoras de derechos humanos que están defendiendo el territorio y los bienes naturales.
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Evitar y combatir toda forma de criminalización en contra de las mujeres defensoras, lo cual implica reconocer y sancionar las campañas difamatorias y el uso de expresiones machistas cometidas por agentes estatales y no estatales contra defensoras de derechos humanos, investigar y asegurar la debida diligencia para que las defensoras que han sido agredidas tengan acceso a la justicia y erradicar cualquier disposición legislativa que promueva la criminalización y la violencia contra las mujeres.
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Desarrollar medidas para modificar los patrones socioculturales que están en la base de la violencia contra las defensoras de derechos humanos. Ello implica, entre otras cosas, desarrollar medidas necesarias para asegurar la protección de las defensoras que integren la perspectiva de género en las iniciativas para crear un entorno seguro y propicio para la defensa de los derechos humanos.
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Favorecer el empoderamiento de las propias defensoras y las organizaciones de mujeres que están aportando un enfoque de género a las estrategias y mecanismos de protección. Para lograr una protección con enfoque de género es indispensable que las defensoras y las organizaciones de mujeres tengan condiciones y recursos para realizar su trabajo y para desarrollar ellas mismas sus redes y estrategias de protección.
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Asegurar que las inversiones y otras políticas de cooperación al desarrollo se realicen en estricto apego al cumplimiento de los derechos humanos.
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Prevenir y combatir toda forma de discriminación de género al interior de las organizaciones y movimientos, impulsando acciones como reconocer y alentar el liderazgo de las mujeres, asumir los derechos de las mujeres como elemento central de toda agenda de cambio social y denunciar cualquier situación de acoso sexual u otras formas de violencia de género cometidas en su interior.
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Eliminar prácticas políticas y organizativas que pueda generar un mayor riesgo y desgaste para las defensoras. Promover el desarrollo del autocuidado y el cuidado colectivo. Poner especial énfasis en erradicar los mandatos de género que multiplican las jornadas de trabajo para las defensoras y modelos sacrificiales de activismo que ponen en riesgo su integridad y la sostenibildiad de las propias organizaciones y movimientos.
Este
29 de noviembre y todos los días #DefendamosAlasDefensoras por un mundo
libre, igualitario y justo para todas las personas y los pueblos.