Preocupadas
por la situación de represión y violencia que están viviendo en su
querido país, Nicaragua, queremos expresarles nuestra solidaridad y
apoyo incondicional en sus justas demandas, abrazando sus luchas y
reconociéndonos en cada acción de resistencia.
Nuestros
pueblos, el nicaragüense y el hondureño, comparten muchas realidades, y
reconocemos las graves amenazas que estamos viviendo en los últimos
años. Amenazas que provienen de Estados sostenidos por la fuerza de las
armas, en alianza con sectores económicos y políticos nacionales y
transnacionales, incluyendo los poderes facticos de las iglesias y
medios de comunicación.
Tenemos en frente dos
fenómenos dictatoriales, con políticas neoliberales que expropian a las
poblaciones de sus derechos, sus territorios, sus bienes comunes, de la
autonomía de los cuerpos y las comunidades, es decir, políticas que
tienen como fin expropiar la vida.
A las mujeres
nos han colocado en situaciones históricas de vulnerabilidad, por lo
que, la privatización de los servicios de salud y educación, la
profundización de las violencias y la inseguridad, el quebrantamiento de
la estabilidad laboral, entre otras estrategias del modelo de
expropiación extractivista, colonialista y patriarcal, nos golpean en
nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Hermanas
nicaragüenses, reconocemos y estamos profundamente agradecidas con
ustedes por su solidaridad militante en diversos momentos en los cuales
las hondureñas, las feministas, hemos salido a las calles a protestar
levantando nuestra voz: en junio de 2009 contra el golpe de Estado; en
noviembre de 2017 contra el fraude electoral. En esos momentos, las
feministas hemos tenido muy claro nuestro reclamo: ni en la
institucionalidad formal, ni en las urnas se cumplen nuestros sueños y
utopías, pero si tenemos el deber histórico de caminar al lado de
nuestro pueblo, de nuestras hermanas en sus demandas por justicia y
libertad.
En ambos hechos históricos hemos sufrido
en nuestros cuerpos las mismas estrategias de represión que vive hoy el
pueblo de Nicaragua, especialmente las y los jóvenes y las mujeres, por
parte del gobierno Ortega-Murillo y su grupo cercano: militarización,
desapariciones, saqueos, represión a bala viva, presos políticos,
desinformación, manipulación de la información y censura a medios
independientes.
Ante el reclamo de la ciudadanía
que defiende las garantías sociales y el legado de las luchas populares
conseguidas ejerciendo el legítimo derecho a la protesta, la respuesta
de los gobiernos es la misma: represión y criminalización.
Condenamos
firmemente los aproximadamente 59 asesinatos por parte de fuerzas
armadas, las mujeres torturadas y abusadas sexualmente, las
desapariciones forzadas y encarcelamiento político durante las últimas
semanas en Nicaragua.
Al parecer los gobiernos
patriarcales y neoliberales de derecha o supuesta izquierda tienen un
plan estructurado de respuesta ante la movilización del pueblo. Al
Orteguismo se le olvidó dónde radica el poder real. Decidió pactar con
el poder dominante, colonial, capitalista y eclesiástico, que somete a los pueblos por interés del gran capital, y se negó a construir con los nuevos movimientos sociales y sus realidades.
Con
este panorama tampoco podemos dejar de ver a nuestro alrededor, no
podemos dejar de nombrar el oportunismo e intereses del gobierno de los
Estados Unidos de Norte América de aprovechar esta crisis en favor del
crecimiento de la derecha en la región. Mientras condenan el orteguismo
en Nicaragua, sostienen y apoyan al dictador hondureño, Juan Orlando
Hernández.
La similitud más importante de nuestros
contextos es que confirmamos que el poder verdadero está en la gente.
Que en medio de la fractura social que han provocado los sistemas
neoliberales de los últimos tiempos, nos buscamos para construir
estrategias de acuerpamiento, para organizar la rabia y el dolor. OCUPA
INSS en Nicaragua, Feministas en Resistencia y las antorchas en
Honduras, así como los movimientos estudiantiles, que siguen al frente
de las demandas populares en ambos países, son expresiones de esta
búsqueda constante, que nosotras, las mujeres, las feministas, hemos
estado cultivando.
La memoria histórica y el valor
comunitario que se logró luego del triunfo de la revolución sandinista
en 1979 sigue siendo una inspiración para el resto de Centroamérica. El
orteguismo se alejó y rompió con los postulados del sandinismo.
Confiamos
en la sabiduría que les dejó la revolución para que puedan tomar las
mejores decisiones, donde puedan salir victoriosas sin que fuerzas
externas se apropien de tal situación.
Confiamos en
la creatividad que ha caracterizado a nuestros pueblos en tiempos
difíciles, poniendo en sintonía la diversidad de experiencias y riqueza
de trincheras, complementando la estrategia con la movilizadora rabia.
Compañeras
nicaragüenses, para nosotras, las mujeres y feministas hondureñas, es
importante que sepan que no estamos de acuerdo con ningún gobierno
opresor ni con ningún gobierno asesino. Que desde aquí estamos con
ustedes y al lado de ustedes, que Honduras es también su casa y tenemos
la disposición de acompañarles en su lucha por la justicia y la
libertad.
En sororidad,Organizaciones, feministas del movimiento de Mujeres y Feminista de Honduras.
1. Miriam Miranda
2. Miriam Suazo
3. Melissa Cardoza
4. Sara Tome
5. Karla Lara
6. Liana Funez
7. Roxana Corrales
8. Katherin Cruz
9. Yessica Trinidad
10. Noemí Dubón
11. Dunia Perez
12. María Elena Mendez
13. Brenda Miralda
14. Helen Ocampo
15. Celeste Espinoza
16. Kely Nuñez
17. Ana Ortega
18. Digna Maribel Alvarez
19. Jessica Sanchez
20. Centro de Estudios de la Mujer-Honduras
(Cem-H)
21. Centro de Derechos de Mujeres (CDM) 22. Colectivo Josefa Lastiri
23. Foro de Mujeres por la Vida
24. Movimiento por la Paz Visitación Padilla 25. Red Nacional de Defensoras de Derechos
Humanos en Honduras. 26. Grupo Sociedad Civil