jueves, 9 de noviembre de 2017

QUINTO MANIFIESTO DEL MOVIMIENTO DE MUJERES/ FEMINISTA


Noviembre es un mes para recordar. Recordar a nuestras ancestras y a miles de mujeres asesinadas o desaparecidas. Recordamos a nuestras líderes caídas, a nuestros amores y a nuestras pérdidas más sentidas. Recordamos para que ellas no vivan en el olvido, porque están aquí con nosotras cada vez que las nombramos, que las sentimos. Recordar es una palabra que significa: “volver a pasar por el corazón”.

Margarita, Bertha, Magdalena, Lesbia, Gladys, son nuestras vidas más reconocidas, pero otras, decenas de Azaleas, Beatrices, Carolinas, Dixies, Emelinas, Faustas, Ginas, Hortensias, Ixcheles, Jackies, Kristas, Lucías, Marías, Nereidas, Olgas, Patricias, Rixies, Sandras, Tatianas, Wendys o Zulemas y cientos de nombres que se nos escapan, pero que no olvidamos, presentes en el jardín de nuestras memorias. En este cuerpo guerrero y colectivo que es de cada una, pero también de todas. Un jardín donde se van sembrando nuestros peores temores, pero también nuestras ideas y esperanzas. Como las niñas de Guatemala, como las muertas por aborto en El Salvador o Nicaragua, como las victimas de violencia de México, Costa Rica u Honduras. Ellas son el corazón de nuestra lucha y a pesar de la tierra arrasada donde han caído sus cuerpos, con la lluvia, florecen con nosotras.

Este 8 de noviembre, salimos a las calles nuevamente para EXIGIR JUSTICIA. Para denunciar a este sistema que no camina para las mujeres. Para denunciar que las mujeres ya no acuden a los centros de acceso a la justicia porque no creen en ellos. Mientras el Ministerio Público expresa que las denuncias de violencias contra las mujeres bajaron, el Observatorio de la violencia reportó ayer 6 de noviembre que son 1,852 casos de violencia doméstica e intrafamiliar denunciados solo entre enero y junio del 2017, convirtiéndose en la cifra más alta por año reportada en 6 meses durante la vida del Observatorio. También encontramos que un 59% de los menores maltratados y reportados a Medicina Forense son niñas, al igual que los delitos sexuales donde la mayoría de las víctimas son mujeres y niñas entre 0 a 12 años. Queremos recordar desde la voz y los cuerpos de nuestras ancestras, más los nuestros propios, que muchas de estas agresiones terminan en femicidios. Y aquí no estamos contando a las sobrevivientes. Queremos recordar que no todos los casos de violencia se denuncian o son conocidos por las autoridades, la gran mayoría transcurren entre el silencio, el miedo y la impotencia.

Seguimos denunciando a un estado inoperante, a un sistema de justicia sin respuestas para las mujeres, a un sistema de salud incapaz de priorizar a las sobrevivientes de violencia, a un sistema educativo represor y a los fundamentalismos religiosos que no solo destruyen la idea de un Estado laico, si no que reprimen y condenan la decisión de las mujeres sobre sus cuerpos. Condenamos a un Congreso Nacional, que con contadas resistencias, aprobó la eliminación del delito de violencia intrafamiliar, dejándolo como “maltrato familiar” ocasional o habitual, ese mismo Congreso que bajó los delitos sexuales y que condena la protesta social, el mismo que aprobó solo 6 años para los delitos de corrupción. Condenamos desde la vida este sistema de muerte, hetero-patriarcal y misógino, condenamos a sus representantes que tienen el descaro de presentarse nuevamente a ser elegidos por el pueblo. Condenamos también a los patriarcas en toda su extensión desde las empresas privadas que explotan a la mayoría de mano de obra femenina, hasta los patriarcas abusadores y acosadores de los movimientos sociales.

Por esta razón es que aquí y ahora, expresamos que no queremos más muertes. Por eso vamos a celebrar desde nuestros cuerpos y desde ESAS OTRAS VIDAS que aunque no están físicamente nos acompañan. Están presentes sus voces y sus recuerdos. En los colores que hoy llevamos, en las canciones que cantamos. Están en nuestros corazones que hoy sembramos desde la raíz, esperando que se multipliquen, se reproduzcan y florezcan, así como lo hacemos las mujeres.

Esta es una movilización para RE-CONOCERNOS, en todas las que seguimos aquí, en nuestras historias colectivas, en el jardín físico y el de nuestro corazón que no se agota. Seguiremos en movimiento porque como diría VISITACIÓN PADILLA en tiempos antaños: la Matria no se alquila, la Matria no se daña, la matria no se vende. NOSOTRAS SOMOS LA MATRIA.

Dado en la ciudad de Tegucigalpa, Choluteca, Copán, La Ceiba, San Pedro Sula y en todos los territorios donde existan mujeres en rebeldía, a los 8 días del mes de noviembre de 2017.