miércoles, 5 de julio de 2017

Comunicado


Las 16 organizaciones que conformamos el Foro de Mujeres por la Vida en la región nor-occidente de Honduras, durante 14 años, hemos alzado nuestra voz ante la terrible realidad que vivimos las mujeres hondureñas víctimas de la violencia feminicida. Por años hemos visto vidas truncadas, sonrisas borradas y vidas arrebatas. Más de una década hemos mantenido sistemáticamente acciones de denuncia ante el Ministerio Público, en plazas centrales y en las calles de nuestras comunidades. Desde el feminicidio de Marta Moncada en el 2003, nos han acompañado las lágrimas, la indignación y el grito de ¡Ni una más! ¡Ni una menos! Mientras sus nombres (Wanda, Marta, Margarita, Sofía, Berta…) suman estadísticas para gobiernos feminicidas, sus vidas nos han acompañado, en la férrea decisión de no permitir que la impunidad y el olvido, socave la fuerza de la vida. Son 14 años de caminar en soledad. Escuchando a funcionarios públicos culpabilizar las víctimas, excusar las violencias y estigmatizar a las defensoras. Por eso, hoy, en este doloroso 2017, nos encontramos de nuevo; acompañadas con ellas, que no nos permiten parar, señalando ante el mundo que:

1. En Honduras los feminicidios no son actos aislado ni realidades contextuales que respondan solo a una violencia generalizada. En nuestro país, estas vidas arrebatas son la respuesta a una  política de impunidad sistemática y clara,  ante las violencias que enfrentan las mujeres. Representan la evidencia de un país que mantiene la mayoría de delitos contra las mujeres en la impunidad; que  no protege a las mujeres sobrevivientes de  violencia domestica e intrafamiliar; que han debilitado mecanismos de protección y justicia; que mantienen en la impunidad la mayor parte de delitos  violencia sexual y  permiten que Honduras sea uno de los países con mayores índices de embarazo en las niñas y  adolescentes, que penaliza el aborto y el acceso a anticoncepción de emergencia , irrespetando  el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Un Estado que obvia la realidad de las mujeres desaparecidas, desplazadas, migrantes y cautivas en sus territorios; Y que cotidianamente estigmatiza y criminaliza a las defensoras de derechos humanos.



2. En el período comprendido entre 2003 al 2016 han muerto de forma violenta 5,871 mujeres en Honduras. Mientras que según cifras del Observatorio de Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en el 2017 se han cometido 175 feminicidios. La matria que soñamos y a la que tenemos derecho las hondureñas cada día se aleja más de la realidad en la que el Gobierno actual ha convertido nuestro país y sobre todo la región nor-occidental de Honduras. Año con año, este región destaca como una de las más violentas en el país. La saña y el odio manifiesto en los últimos crímenes deja claro que el feminicidio en Honduras es la guerra contra las mujeres y su legado femenino. Son nuestros cuerpos al servicio de los diferente cuerpos armados regulares e irregulares. Nuestras vidas y libertadas negociadas en la búsqueda de  poder y el control del mercado de la droga, las armas, el control de territorios y el tráfico de personas. El dolor y la sangre de unas utilizadas para aleccionar y reprimir a otras. Representan el resultado de  políticas de seguridad que continúa invirtiendo en armas y nuevas estructuras policiales, que lejos de brindar seguridad exacerban las violencias contra las mujeres. Es el establecimiento del miedo, instrumentalizado por un gobierno basado en lógica de violencia, dominación y corrupción


3. Denunciamos que a falta  prevención, protección, las irregularidades investigativas, la denegación de justicia, integran un mecanismo conforman un aparato que no solamente crea las condiciones para crímenes de innumerables mujeres, sino que además cuenta con instituciones que garantizan impunidad para esos crímenes y hasta llega a legalizarlos. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la impunidad en sí misma es una violación a los derechos humanos que fomenta la repetición de las violaciones. La política de impunidad del Estado de Honduras es evidente al continuar negándose asumir las recomendaciones de organismos internacionales como los emitidos por los comités CEDAW, EPU, DESC, entre otros.

Desde nuestras fuerzas ancestrales y nuestros sentires colectivos,  a partir de hoy nos declaramos acción permanente por nuestras vidas. Levantaremos las voces, moveremos nuestros cuerpos, presionaremos  y denunciaremos en todos los espacios nacionales e internacionales. ¡Es tiempo! ¡Ni una menos! ¡No más miedo disfrazado de seguridad! ¡No más mujeres asesinadas, desparecidas, violentadas! ¡No más  ejércitos controlando nuestras vidas y comunidades. Nos oponemos a las armas,  a la violencia Estatal y a la dictadura de Juan Orlando Hernández. Nos queremos vivas, libres, autónomas, respetadas, fuertes y juntas. Por ellas, no vamos a parar.
San Pedro Sula, 5 de Julio 2017.


[1]Foro de Mujeres por la Vida. Observatorio Seguridad y Violencia de las Mujeres con fuentes del IUDPAS y CONADEH.
[2] Rita Segato.
[3]Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación  contra la  Mujer, CEDAW.

[4] Examen Periódico Universal, EPU.
[5] Derechos Económicos, Sociales y Culturales, DESC.