El pasado 26 de enero, miembros de la comunidad garífuna recuperada de
Nueva Armenia, a pocos kilómetros de la ciudad de La Ceiba, fueron
atacados a balazos por desconocidos. Un día antes, la sede de la Vía
Campesina en Tegucigalpa fue alcanzada por más de 15 disparos. Lo mismo
sufrieron simpatizantes del FNRP y del partido LIBRE, que regresaban a
sus hogares después de la gran movilización de este martes.
El
ataque contra un grupo de 40 miembros de Nueva Armenia, miembros de la
Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), dejó un saldo de
varios heridos, entre ellos Jesús Flores Satuye, quien recibió un
impacto de bala en la cabeza y uno en el brazo.
Días antes,
miembros de la junta directiva de la OFRANEH habían sido amenazados de
muerte en la localidad de Vallecito, donde operan varias empresas
asociativas garífunas que sufren la creciente invasión de sus
territorios ancestrales.
En la década de los años 20 del siglo
pasado, la población garífuna de la zona fue desplazada del territorio
de Armenia por la transnacional Standard Fruit Company, y fue
relocalizada en la margen izquierda del río Papaloteca.
Cuando,
al inicio del nuevo siglo, se le venció la concesión otorgada por el
Estado hondureño, la compañía frutera norteamericana retornó las tierras
a la municipalidad de Jutiapa, desoyendo los incesantes reclamos del
pueblo garífuna sobre sus tierras ancestrales.
Paulatinamente y
de forma amañada, la municipalidad fue repartiendo las tierras a
pequeños grupos de supuestos campesinos, que comenzaron a talar árboles
para sembrar palma africana.
Arrinconado y cercado, el pueblo
garífuna inició un intenso proceso de recuperación de sus tierras
ancestrales, exponiéndose a la reacción violenta y represiva de los
productores palmeros, protegidos por las autoridades locales y
nacionales.
“Buena parte de las comunidades garífunas padecen el
asedio de empresarios del turismo, de la palma africana y de
especuladores que se dedican a saquear el territorio al son del proyecto
neocolonial de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), mejor
conocidas como Ciudades Modelos”, se lee en un comunicado de la
OFRANEH.
La organización garífuna exige la presencia inmediata
del Estado, “ya que un grupo de comunitarios de Nueva Armenia se
encuentra en la playa, rodeado por sicarios, mientras las personas
heridas no han podido recibir atención médica”, aseguran.
Más disparos contra el pueblo
“Quieren generar terror”
En
la madrugada del 25 de enero, desconocidos atacaron a balazos la sede
de la Vía Campesina en Tegucigalpa. Afortunadamente nadie resultó
herido. Se trata del cuarto atentado contra esta organización después
del golpe de Estado de 2009.
Días antes, en estos mismos locales,
se había reunido la bancada parlamentaria del partido Libertad y
Refundación (LIBRE). Asimismo, se realizó una rueda de prensa del Frente
Nacional de Resistencia Popular (FNRP), durante la cual se atacaron con
fuerza las políticas neoliberales del presidente Juan Orlando Hernández
y su proyecto de elevar a rango constitucional la Policía Militar de
Orden Público (PMOP).
Horas antes de los atentados y ataques,
este proyecto militarista fue derrotado en el Congreso Nacional, donde
los principales partidos de oposición hicieron frente común y votaron en
contra de la PMOP.
La protesta popular desembocó en una gran movilización este 27 de enero
cuando se cumplía un año de la toma de posesión de Juan Orlando
Hernández y de su gobierno. Tras concluir la actividad, un bus de
simpatizantes del FNRP y de LIBRE fue atacado por desconocidos, que
realizaron varios disparos que impactaron en el automotor.
Bertha
Oliva, coordinadora nacional del Comité de Familiares de Detenidos
Desaparecidos en Honduras (COFADEH) dijo estar segura que estos
atentados son parte de una estrategia bien definida, que apunta a “crear
terror en la población y entre los movimientos sociales y populares que
se opusieron al golpe de Estado y que, ahora, rechazan las políticas de
Hernández”.