martes, 2 de diciembre de 2014

Pronunciamiento

Por organizaciones y movimientos sociales libres de violencia contra las defensoras de derechos humanos

Noviembre, 2014 - Nosotras, organizaciones y personas defensoras de derechos humanos de diversas partes del mundo, hacemos un llamado y nos comprometemos a unir nuestras voces y sumar esfuerzos para erradicar cualquier forma de discriminación y violencia en contra de las mujeres dentro de nuestras organizaciones y movimientos. 

En un contexto marcado por el aumento de las agresiones en contra de las personas que defendemos los derechos humanos, cometidas principalmente por agentes estatales o permitidas por estos, requerimos organizaciones y movimientos sociales que tengan condiciones de protección adecuadas para mantener y ampliar nuestro trabajo en favor de los derechos humanos. Nuestras organizaciones y movimientos deben ser espacios libres de violencia y asegurar que estén libres de discriminación, además de tener acceso a los mecanismos de protección que los Estados tienen la obligación de proveernos en cumplimiento de instrumentos internacionales como la Declaración de Defensores y Defensoras de la ONU. 

Para ello es importante reconocer, en primer lugar, que con frecuencia en nuestras organizaciones reproducimos prejuicios de género que otorgan menos valor a las mujeres, que cuestionan su participación política o que las definen como objetos sexuales y responsables únicas del trabajo doméstico y de cuido. Esto prejuicios generan prácticas específicas de violencia tales como:

  • No reconocer el aporte y liderazgo de las mujeres que participan en nuestra organización, ni asumir los derechos y necesidades de las mujeres como elementos centrales de toda agenda de justicia social.
  • Permitir condiciones de trabajo desiguales. Muchas veces las defensoras de derechos humanos son voluntarias, no reciben una remuneración equiparable a la que reciben los defensores o no son promovidas para asumir cargos de mayor responsabilidad. Seguro social, guarderías, tiempo para el cuidado de los hijos e hijas, entre otras cosas, no suelen ser garantías a las que tengan acceso tanto hombres como mujeres en las organizaciones.
  • Reproducción de pensamiento y prácticas sexistas al interior de las organizaciones, desde comentarios y bromas machistas hasta la distribución de tareas y actividades que no cuestionan la división sexual del trabajo.
  • Acoso sexual y laboral y violencia sexual en contra de defensoras de derechos humanos por parte de compañeros de sus organizaciones o por reconocidos líderes sociales. Frente a esto, muchas veces las defensoras prefieren callar o minimizar estos hechos por temor a ser acusadas de debilitar la lucha, o a ser estigmatizadas y expulsadas de sus espacios de militancia.
  • Indiferencia o complicidad cuando se suscitan hechos y prácticas discriminatorias contra las defensoras integrantes, lo que provoca la tolerancia de la violencia hacia ellas y la permanencia de la discriminación.
Estas agresiones, además de afectar la integridad personal y limitar la participación política de las mujeres, ponen en riesgo la sustentabilidad de los movimientos, su aspiración democrática y su capacidad de ejercer en su interior, los derechos que defienden para la sociedad. 

Por ello, hagamos un pacto para erradicar toda forma de violencia y discriminación en contra de las mujeres en las organizaciones y movimientos sociales; un pacto para dar pasos concretos hacia la igualdad a través de medidas como:

Abrir espacios específicos para analizar y reconocer las formas en las que reproducimos prácticas y actitudes discriminatorias y violentas contra las mujeres en nuestra organización. Cuestionar los privilegios que estas prácticas generan.
Reconocer, valorar y favorecer el liderazgo y el trabajo que las mujeres hacen en nuestra organización, facilitando su participación en todas las decisiones en igualdad de condiciones con los compañeros.
Asegurar espacios y mecanismos legitimados para que las integrantes de nuestras organizaciones y movimientos puedan denunciar cualquier forma de violencia en su contra. Mecanismos que permitan que ninguna agresión quede en la impunidad y que se haga una adecuada e integral reparación del daño.
Impulsar medidas que vayan erradicando la desigualdad tales como: colectivizar o al menos apoyar el trabajo doméstico y de cuido que las mujeres realizan, asegurando la misma retribución por igual trabajo entre hombres y mujeres, así como horarios y jornadas de trabajo adecuados, entre otras.
Definir medidas y estrategias de autocuidado y cuidado colectivo que permitan abordar el desgaste que el trabajo que hacemos nos genera y tomar medidas frente a ello, tener espacios de descanso y esparcimiento, estar con nuestros afectos y familias, cuidar nuestra salud, entre otros. 
Promover espacios de reflexión y formación sobre la perspectiva e igualdad de género para el conjunto de integrantes que permita prevenir y actuar frente a la discriminación y la violencia contra las activistas y defensoras y construir un cultura basada en la igualdad y el buen trato.

 

Por un #ActivismoCongruente: 

ni discriminación, ni maltrato ni acoso a las mujeres. 

 

En nuestras organizaciones: 

NO SE DISCRMINA, NO SE ACOSA Y NO SE MALTRATA A LAS MUJERES.