martes, 12 de agosto de 2014

Los dos entierros y el funeral de Martina Rojas


Una caja de cartón viaja de las bodegas de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala hasta el asentamiento de Pacux, a unos kilómetros de Rabinal, Baja Verapaz. La caja contiene los restos de una persona, que permanecieron escondidos en una fosa clandestina de la base militar de Cobán, junto a los de otras 63 personas, mujeres y niños en su mayoría, que fueron secuestradas por el ejército en 1982, cuando el coronel Ricardo Méndez Ruiz Rohrmoser dirigía las operaciones militares en Alta y Baja Verapaz
Martina Rojas, enterrada en una fosa común junto a otras personas, fue velada y llevada a una tumba con su nombre.
Los restos de Martina Rojas fueron encontrados en el antiguo destacamento militar de Cobán, hoy Creompaz.
Martina Rojas, enterrada en una fosa común junto a otras personas, fue velada y llevada a una tumba con su nombre.
Martina Rojas, enterrada en una fosa común junto a otras personas, fue velada y llevada a una tumba con su nombre.
Los huesos de Martina Rojas. Su osamenta no fue encontrada completa.
Los huesos de Martina Rojas. Su osamenta no fue encontrada completa.
Durante toda la noche, familiares y amigos velaron a Martina Rojas.
Durante toda la noche, familiares y amigos velaron a Martina Rojas.
Mario Chen Rojas, entonces de 25 años, estaba en su casa cuando el ejército secuestró a su madre. Al escuchar los disparos, subió a un lugar elevado, desde donde pudo contemplar, impotente, la masacre y el plagio de su madre.
Mario Chen Rojas, entonces de 25
 años, estaba en su casa cuando el ejército secuestró a su madre. Al escuchar los disparos, subió a un lugar elevado, desde donde pudo contemplar, impotente, la masacre y el plagio de su madre.
Mario Chen encontró a su madre, Martina Rojas, luego de buscarla por varias décadas.
Mario Chen encontró a su madre, Martina Rojas, luego de buscarla por varias décadas.
El guía espiritual recita los nombres de las personas masacradas en Río Negro.
El guía espiritual recita los nombres de las personas masacradas en Río Negro.
Las víctimas de Río Negro.
Las víctimas de Río Negro.
Las notas del violín acompañan el féretro de Martina Rojas que se encamina a una tumba con su nombre.
Las notas del violín acompañan el féretro de Martina Rojas que se encamina a una tumba con su nombre.
Los rostros de personas masacradas durante el conflicto armado interno en Guatemala.
Los rostros de personas masacradas durante el conflicto armado interno en Guatemala.
Una vez el ataúd fue introducido en la sepultura blanca cubierta de flores, Mario Chen, hijo de Martina Rojas, dijo: “Al menos ahora sé que mi finada mamá está aquí, y puedo visitarla cuando quiera”.
 Una vez el ataúd fue introducido en la sepultura blanca cubierta de flores, Mario Chen, hijo de Martina Rojas, dijo: “Al menos ahora sé que mi finada mamá está aquí, y puedo visitarla cuando quiera”.
La familia Chen Rojas dignifica la memoria de su madre Martina Rojas.
La familia Chen Rojas dignifica la memoria de su madre Martina Rojas.
Sobrevivientes de esta  masacre se refugiaron  en el caserío Los Encuentros, el cual  fue atacado por el   ejército el 14 de   mayo. Todas las   casas  fueron incendiadas. 79  personas perdieron la         vida. El ejército secuestró también a  más de 15 personas    adultas y 40 niños,  trasladándolos en un    helicóptero hacia el    Norte, con destino   desconocido. En ese       helicóptero iba   Martina Rojas.
“No tiene sentido que el ejército haya transportado a una mujer en helicóptero desde Río Negro hasta Cobán. Esta persona de la que me habla, una madre de familia, de 50 años, que seguramente no hablaba castellano, ¿con qué fin habría sido transportada? ¿Con qué fin, el ejército habría trasportado a 60 niños? ¡No tiene sentido!”, dice Méndez Ruiz.
La   caja donde se lee “FAFG 1433-XV-40 Creompaz Cobán” contiene también un   enigma relacionado con uno de los capítulos más crueles y tristes de la historia reciente de Guatemala: La masacre de Río Negro.
Los familiares de Martina Rojas, sobrevivientes de la masacre, reciben la osamenta. Puede empezar el velorio y al día siguiente un entierro, y una manifestación a favor de los derechos de las víctimas civiles del conflicto armado.
¿Una masacre con motivos industriales?
Según el informe Guatemala, Memoria del Silencio, de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), la aldea Río Negro, Rabinal, departamento de Baja Verapaz, era, en los setenta y ochenta, una comunidad próspera, bien organizada, asentada en la orilla del río Chixoy. En 1975, el Instituto Nacional de Electrificación (INDE) escogió esta zona para la construcción de la que en ese tiempo sería la mayor represa de Centroamérica, y que inundaría alrededor de 50 kilómetros a lo largo del río. Tres mil 500 personas deberían ser desplazadas y reubicadas para concretar la obra.
El gobierno de Romeo Lucas García decidió realojar a la población en la aldea Pacux, en casas construidas con financiamiento del Banco Mundial. Los habitantes de Río Negro, de la etnia Maya-Achí, se negaron: esta área no era tan fértil como la de Río Negro, las casas no correspondían a sus necesidades y tradiciones, y además, le tenían un apego de generaciones a su tierra y a sus sitios ceremoniales. El conflicto empezó a tomar forma. Tanto el Comité de Unidad Campesina (CUC), como combatientes del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) se hicieron presentes en la aldea, y empezaron su labor de concientización. Estos últimos llamaron a la población de Río Negro a tomar parte en la lucha armada. Los asesinatos selectivos de líderes de Río Negro, cometidos por las fuerzas del Estado, empezaron en 1981.
A las ejecuciones extrajudiciales en el área siguieron las masacres, en 1982. La primera ocurrió el 13 de febrero en la aldea Xococ, vecina de Río Negro. Los habitantes de esta última fueron citados allí por el ejército, y una vez en Xococ, fueron masacrados. 74 personas murieron ese día, según el informe de la CEH
Un mes después, patrulleros y soldados irrumpieron en la aldea Río Negro, en donde sólo encontraron mujeres y niños. Los hombres armados obligaron a las mujeres a subir a un cerro, junto con sus hijos. La saña con que fueron asesinados desafía la imaginación más tenebrosa. 70 mujeres y 107 niños murieron. Además, 18 niños fueron secuestrados y tuvieron que convivir con los patrulleros, soportando maltratos y vejaciones durante tres años.
Sobrevivientes de esta masacre se refugiaron en el caserío Los Encuentros, el cual fue atacado por el ejército el 14 de mayo. Todas las casas fueron incendiadas. 79 personas perdieron la vida. El ejército secuestró también a más de 15 personas adultas y 40 niños, trasladándolos en un helicóptero hacia el Norte, con destino desconocido. En ese helicóptero iba Martina Rojas.
Una cuarta masacre, ocurrida el 14 de septiembre en el caserío Agua Fría, Quiché, golpeó a los sobrevivientes de Río Negro refugiados allí. 92 personas murieron quemadas y acribilladas dentro de una escuela en donde fueron concentradas por el ejército.
Apenas unos meses después de las masacre, con todos los sobrevivientes de Río Negro huyendo desperdigados por las montañas, el INDE empezó a llenar el embalse y terminar lo que se llamó, “la obra más grande del hombre en Centroamérica”.
Según los sobrevivientes de Río Negro, las personas asesinadas en Los Encuentros, yacen hoy en el fondo de este lago artificial.
La misteriosa fosa XV de Creompaz  
El 27 de febrero de 2012, fiscales del Ministerio Público, antropólogos forenses y miembros de la asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos de Guatemala (Famdegua), iniciaron el allanamiento de la base militar Creompaz (Centro Regional de Entrenamiento de Operaciones de Paz), antes Zona Militar 21, situada en Cobán. Ese mismo día, se encontraron las primeras fosas clandestinas.
Los arqueólogos de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), han encontrado hasta la fecha 535 osamentas, en 83 fosas diseminadas en el frondoso bosque que cubre esta enorme base militar. Según los testimonios recabados por FAFG, así como los objetos encontrados con las osamentas, el periodo de tiempo en que fueron cavadas va de 1979 a 1992. La mayoría son de 1981 y 1982. La mayoría de las osamentas corresponden a hombres jóvenes. Muchos cuerpos tenían las manos atadas y los ojos vendados, lo que delata ejecuciones.
Una de las fosas era diferente a todas las demás. Era la número 15. En esta se encontraron 63 cuerpos, de los cuales 18 eran mujeres y 43 eran niños. Los objetos (collares de cuentas, pulseras para el mal de ojo) y las vestimentas (cintas rojas, celestes o anaranjadas para amarrar el pelo, fajas decoradas con bricho blanco, amarillo o celeste, blusas de tela de seda sintética) encontradas con las osamentas también sorprendieron a los investigadores: No correspondían al área Cobán. Eran, sin lugar a dudas, de Baja Verapaz, del área de Rabinal.
Fredy Peccerelli, director de FAFG, explica: “Por un lado, teníamos esta fosa de gente del área de Rabinal. Por el otro, teníamos ese testimonio que había sonado por 30 años, sobre los niños y las mujeres de Río Negro que se llevaron en helicóptero. Se pensó: ‘de repente pueden ser los niños y las mujeres capturados en Los Encuentros’”.
Los indicios eran fuertes, pero faltaba una prueba definitiva, y la FAFG decidió darle prioridad a este caso. Por una parte, sus antropólogos sociales se acercaron a los familiares de las víctimas de Río Negro para extraerles una muestra de ADN, frotando un hisopo sobre la parte interna de la mejilla. Por otra, en el laboratorio de ciudad de Guatemala, los genetistas se esforzaron en extraer ADN de unos huesos en pésimo estado de conservación. La idea era comparar estas muestras para determinar qué personas habían sido enterradas allí. Los resultados tan esperados, llegaron en mayo de 2013, con la identificación de una única osamenta.
Martina Rojas, secuestrada el 14 de mayo de 1982 en la aldea Los Encuentros, trasladada en helicóptero con rumbo desconocido, estaba entre los cuerpos exhumados en la fosa XV de la base militar de Cobán, hoy llamada Creompaz.
“The smoking gun”
La coincidencia del ADN de los familiares de Martina Rojas con el ADN recuperado en la osamenta, comprueba el testimonio de los sobrevivientes, explica Fredy Peccerelli. “Esto es muy importante ante los ojos de los propios familiares: demostrarle al mundo que ellos no son mentirosos. Durante 30 años, han sido acusados de inventar todo lo que pasó, de ser guerrilleros, de ser cualquier cosa. Y ahora, siquiera por medio de una persona, pueden mostrar que lo que llevan 30 años diciendo es cierto”, afirma el director de FAFG.
“En un juicio, los acusados tendrán que dar razón de por qué estas personas estaban en una fosa clandestina, dentro de una zona militar. Esta exhumación vincula a individuos específicos con crímenes claros y personas en el mando del ejército. Constituye una evidencia física. En inglés se diría, 'the smoking gun'," prosigue Peccerelli.
Quien comandaba la base militar de Cobán ese 14 de mayo, era el coronel Ricardo Méndez Ruiz Rohrmoser. Este militar que hoy tiene 79 años dirigió la Zona Militar 21 del 1 de julio de 1981 al 9 de junio de 1982*, día en que asumió el cargo de ministro de Gobernación en el gabinete de Efraín Ríos Montt. Plaza Pública intentó ponerse en contacto con él a través de su hijo, Ricardo Méndez Ruiz, presidente de la Fundación contra el Terrorismo, quien contestó que su padre no daba declaraciones a la prensa, “en especial en este caso en el que ha habido mucha manipulación”.
Sin embargo, el coronel Méndez Ruiz, en su libro de reciente publicación, Crónica de una vida, editado por Artemis Edinter, dedica un cortísimo capítulo de dos páginas y media a la masacre de Río Negro. En éste, afirma que la masacre ocurrida el 13 de marzo sucedió por “históricas y graves diferencias entre dos aldeas”. Diferencias que fueron exacerbadas por “la polarización política provocada por la guerra civil”, puesto que la aldea Xococ era afín al ejército mientras que la aldea Río Negro, “era un lugar conflictivo por su relación con la guerrilla”.