Las insurrectas autónomas reconocemos
la vida de todas las especies entendiendo que no es la humana la más
importante, por tanto celebramos los macuelizos y jacarandas luminosas;
las aguas de los ríos sin represar en su abrazo con las piedras y las
tierras sin propiedad ni patrones; el canto de las aves que aguardan las
lluvias y sus ciclos abusados por las industrias, el extractivismo y la
avaricia neoliberal, el aire fresco de quienes resistimos a castigos
divinos de las instituciones religiosas fundamentalistas y sus odiosos
dioses.
Las insurrectas autónomas abrazamos
las luchas desde todos los medios, mañas e inventos para escoger el
placer y la buena vida por encima de la matanza de los hombres y sus
instrumentos. Nos sabemos parte de una historia y un contexto de
injusticia y miseria de siglos de patriarcado y racismo; parte también
de comunidades y colectivos que cambian buscando otros horizontes éticos
sin explotación y esclavitudes. Potenciamos el asombro, las
fragilidades necesarias y la ternura para rehumanizar relaciones que se
construyan desde sitios que no sean la destrucción del régimen mundial
si no la imaginación actuante con sus intentos y aciertos.
Somos pocas y distintas. Algunas movidas
porque no considere el consumo como opción, otras enfrentamos la
agresión intentando no alimentar el monstruo de la basura y su tristeza,
hay quienes nos posicionamos por las disidencias en las formas de amar y
vivir la sexualidad mediante palabras escritas, hay quienes buscan en
las espiritualidades libertarias su modo de andar, y otras que
consideran necesaria dosis de fuerza para defender y autodefenderse de
las agresiones patriarcales dirigidas desde todos los poderes. A veces
compartimos esquinas de todos estas propuestas y sabemos que otras más
vendrán, mientras tanto nos gusta reír, comer y cuidarnos solas y
acompañadas.
Nuestros proyectos políticos están en la
magia, el invento y la autonomía de lo personal y colectivo: nos
pensamos como mujeres con deseos de relaciones y materialidades para
sostenernos en una vida que valga la pena y que sea vivible con otras y
con el mundo de las cosas, otros seres vivos y los pensares.
No sabemos bien como hacer política desde
prácticas que no alienten los caudillismos, la enajenación como
metodología ni las mentiras institucionales, pero no nos preocupan ni
las masas ni los panaderos, muchos menos las recetas. Confiamos en los
actos rebeldes de la vida cotidiana que crecen en los huertos, en las
palabras, en las acciones concientes, en los amores sin dominación ni
culpas, en el arte como oficio de rabia creativa, en la potencia de la
conversación y sus conspiraciones, en los orgasmos del paladar y los
sexos.
Las insurrectas autónomas somos
anarkistas y desobedientes, algunas feministas, otras lesbianas, todas
por la vida sin amos ni patrones, por el buen amor y buen humor, la
justicia, la belleza, la comida y el agua sin químicos y el tiempo
libre.
Cargamos con nuestra memoria de locura creativa, con nuestros dolores en proceso de transformación y nuestras tazas.
Insurrectas autónomas
Honduras, 8 de marzo 2014