Sambo Creek, septiembre 27 de 2016.- Con el advenimiento del neoliberalismo en Honduras, a inicios de la década de los años 90 del siglo pasado, durante la administración del cuestionado Rafael Callejas, se aprobó la Ley de Municipalidades. Utilizando el artículo 70 de la ley, muchas de las comunidades Garífunas y sus territorios fueron saqueados por los Alcaldes de turno al servicio de los partidos políticos.
Casualmente el inicio del proceso de titulación definitiva de las comunidades Garífunas tuvo lugar durante la administración de Callejas, el que dio lugar a un despojo silencioso de sus hábitats funcionales. Los títulos emitidos a partir del año 92, no reconocieron playas, esteros, lagunas y bosques; de donde casualmente depende la economía de la mayoría de las comunidades.
La denegación del derecho a la propiedad del borde costero y el territorio marítimo afectó de forma directa a nuestro pueblo, ante la interrelación existente entre el Gariuna y el mar, parte esencial de nuestra cosmovisión. Los títulos otorgados por el Estado a las comunidades señalan como límite “Al norte con el mar Caribe con la playa de por medio”.
Los patronatos – figura de poder comunitario, creada durante los gobiernos militares-se encuentran directamente ligados a las municipalidades y por ende a los partidos políticos que las controlan, dando lugar de esta forma a una interconexión directa entre patronatos y cacique locales, rol asumido en las últimas décadas por el crimen organizado.
En el caso específico de la costa norte de Honduras, especialmente a partir del golpe de estado, se puede señalar que varios alcaldes fueron elegidos por los narcos con su poder económico; aunque desde hace varias décadas existen municipalidades al servicio del narcotráfico. Las descentralización gubernamental promovida por la cooperación ha ignorado las consecuencias del autoritarismo insertado en la mayoría de los partidos políticos existentes en el país y la corrupción rampante que impera en las municipalidades.
Los despojos en las comunidades Garifunas en las bahías de Tela y Trujillo contaron con el apoyo de los patrones que se prestaron a ventas ilegales de tierra, las que fueron registrados en catastros y oficinas del Instituto de la Propiedad, a pesar que los títulos expedidos por el Instituto Nacional Agrario (INA) literalmente indican la prohibición de venta de tierra a foráneos. Está en caso de la municipalidad de Jutiapa la que dispuso a su antojo de las tierras ancestrales retornadas por la Standard Fruit Company y han sido pretendidas por el crimen organizado.
Desde la aceptación de títulos insuficientes aceptados por patronatos cuestionados por sus comunidades, como sucedió con San Juan Tela (2000) y las comunidades de Travesía-Tornabé (1993), pasando a comunidades las cuales su superficie territorial en buena parte se encuentra ocupada por foŕaneos, como sucede con Sambo Creek y Corozal.
El caso de la demolición de la comunidad de Río Negro, promovido por el Rey del Porno canadiense, el sr. Randy Jorgensen, para la construcción del centro de recepción de Cruceros, el Banana Coast, contó con el apoyo de la Municipalidad de Trujillo, la que amenazó a los Garifunas de Río Negro de aplicarle la Ley de Expropiación Forzosa (1913) para así loggrar que vendieran sus tierras a precio de gallo mmuerto. mientras integrantes de la Comunidad (patronato) de Cristales y Río Negro vendieron de forma ilegal tierras comunitarias a una foránea que posteriormente revendió al sr. Jorgensen.
De por sí. los títulos otorgados por el INA a las comunidades, son más que inadecuados y sirvieron para formalizar los despojos cometidos previo a los títulos emitidos por el INA.Sin embargo municipalidades y patronatos han asaltados nuestro territorios ancestrales. Es urgente la rectificación y ampliación de los títulos con la inclusión del hábitat funcional, además de la creación de instancias comunitarias que respondan a los intereses de nuestro pueblo, evitando de esta forma el contubernio que se ha creado entre municipalidades y patronatos con el propósito de saquear nuestras comunidades y controlar los territorios ancestrales.
Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH.