UN PALACIO SIN JUSTICIA, UNA ESPERANZA CON PUEBLO…
Karla Lara, Cantora y comunicadora feminista
Miembra de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras
¡Justicia,
Justicia!, en coro, a grito pelado, ¿Qué queremos para Berta Cáceres, qué queremos para Aureliano
Molina, qué queremos para Tomás Gómez? ¡Justicia, Justicia! Justicia!...
así se escuchó durante dos días frente al Palacio Judicial de la Esperanza
Intibucá el pasado 12 y 13 de Septiembre cuando se llevaba a cabo la Audiencia
Inicial de la compañera y los compañeros, defendida no solo por excelentes
Abogados, sino por otros iguales, de las mismas luchas, Victor Fernández y Omar
Menjivar.
Mientras
hacían lo suyo dentro, escuchar las expresiones racistas de “profesionales”
esbirros de DESA y SINOHYDRO que cifran torpemente el precio de un alambre sin
saber dimensionar siquiera el costo de haber usurpado tierras ancestrales
lencas; mientras la parte acusadora, derrochando poca capacidad de sustento,
presentaba textos copiados de páginas webs del COPINH autenticadas por
“Notarios”, mientras atropellaban la verdad, nos contaron l@s Observadores
Internacionales en la Audiencia, llegó la hora de las palabras de pobladores y
pobladoras de Río Blanco y miembr@s del COPINH, y la palabra volvió no solo a
tener sentido y decencia sino que, como dijo Victor Fernández, una lección de
coherencia, de pertenencia, de autodeterminación, que simplemente deja en
evidencia que “río” para quienes desde su poder, usurpan, significa, pisto y para
la gente lenca, significa vida, secretos ancestrales, en una relación que la
mirada occidental del saqueo no solo ignora y quizás por lo mismo, destruye e
irrespeta; y así volvió a tocar la palabra a los títeres Abogados y Jueces del
Poder y se siguió calumniando el origen, hasta llegar a su cúspide pidiendo
cárcel preventiva para Berta y medidas sustitutivas para Aureliano y Tomás.
Afuera
la reacción fue la digna, los gritos exigiendo “Libertad, Libertad”, alternaban
el de “Justicia” sostenido durante las jornadas de los dos días, que
discurrieron entre palabras, canciones, recordatorios, una pausa con frijolitos
y arroz y de esas tortillas gordas que llenan y hacen posible la espera y la
persistencia de un pueblo que sabe acompañar hasta el último momento. Todas y
todos nos pegamos a la puertas de vidrio del endeble Palacio; tampoco se
permitiría que la sacaran por la puerta de atrás hacia la cárcel; habíamos
llegado para recibirla como la lidereza que es, con la dignidad que le
caracteriza, y la esperaríamos allí, por la puerta de enfrente, a pesar que la
noche acechaba tanto como los policías y militares que arropados en su manto
oscuro, rodeaban no el Palacio, sino la zona, seguramente en perversas
elucubraciones de vernos correr desatinadamente por el efecto de los gases,
buscando el rincón de maleza para violarnos o golpearnos, pero deben haberle
temido al grito, a la decisión que si conoce el pueblo lenca, al que una se
suma, con temor, pero igualmente animadas por tanto ejemplo de templanza.
A
la Jueza le debe haber temblado la mano, no creo que la conciencia, porque para
que te tiemble un sentimiento o el lugar del cuerpo donde se guarda, hay que
saber de qué se trata, y esa Jueza no debe tener conciencia de la ESPERANZA que
tiene este PUEBLO lenca, pero bien sabe de lo vacío de JUSTICIA que esta el
PALACIO, que ha determinado dar la resolución del caso el próximo Viernes 20 de
Septiembre a las 3 de la tarde. Volveremos a gritar, a estar allí para verle,
como debe ser, salir por la puerta de enfrente, digna Berta, acompañada de
Aureliano y Tomás.