jueves, 9 de febrero de 2017

Marta y la ruta de su nombre

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El día de la mujer hondureña, el 25 de enero, un público nutrido, ameno, vinculado desde el lugar del reconocimiento y la celebración de una vida de lucha de esta mujer que ha tocado la vida de tantas, presentamos el libro de Marta Velásquez.

A la cita, en el café Paradiso, llegaron desde el norte del país, de Choloma, municipio de Marta; desde San Pedro Sula, y por supuesto asistió la gente que vive en la Tegucigalpa de este primer mes del año. Ahí llegaron para celebrar a Marta, la iniciativa de este libro, y a nosotras y nosotros habitantes de este país que se ha endurecido al punto de casi no reconocerlo, a veces. Acompañaron la presentación mujeres de México y Guatemala que se hicieron parte de esa noche intensa y vital. 

Por esfuerzo de la Red Nacional de Defensoras bajo la coordinación de Yessica Trinidad, quien acompañó con entusiasmo la intencionalidad de este texto recuperador de la memoria y la justicia emocional para las mujeres, y en consonancia con el espíritu de un movimiento que alaba las iniciativas creadoras, en la voz de Stefanny, la joven presentadora que a los trece años se sintió tocada por el texto de Marta; Ana María, defensora mexicana, Rachel, poeta y feminista, Melissa y la propia Marta, se le dio la bienvenida al texto: Marta, la de la López, así aprendí, así desaprendí.

Con el artístico diseño de Johanna Montero y bajo la impresión de PROGRAPHIP, la historia bastante abreviada de Martita, corre bajo el texto conversado, redactado y organizado por Melissa Cardoza y Marta Velásquez, en los últimos meses del año 2016.

El texto inaugura, lo que en palabras de Yessica Trinidad será una línea editorial donde la biografía de diversas mujeres luchadoras pueda estar inscrita en las palabras para compartir en el tiempo y el espacio. Ojalá y se sostenga esta poderosa iniciativa que va a robustecer a la Red como articulación de esfuerzos y esperanzas, para que en poco tiempo las palabras impresas de otras mujeres no sean la excepción sino una cita a la vida y la dicha de los verbos comunes feministas.